Todos estamos conectados bajo una vasta red tecnológica, cada año, el número de dispositivos conectados a Internet aumenta en miles de millones y, en consecuencia, "ofrecemos voluntariamente" mucha más información sobre nosotros mismos que nunca antes. En otras palabras, las acciones digitales diseñadas para mejorar la calidad de nuestras vidas nos exponen a más peligros que nunca.
Nuestra información personal se encuentra dispersa dentro de la red infinita y en ocasiones parece que no hay posibilidad real de controlarla. En la práctica, cada día se roban o se pierden más de 6 millones de registros de información.
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