Los líderes educativos pueden hacer avanzar su escuela hacia el siglo XXI hoy. Me llamo Alfonso y soy profesor de la maestría oficial en Marketing y como muchos de mis colegas también terminé de leer "La Historia del Mañana" del profesor Yuval Noah Harari, de alguna manera, en casi todas las conversaciones recientes con profesores, surge el tema. La gente coincide en mayor o menor medida con las afirmaciones del libro, pero todos coinciden en una cosa: la forma en que se explican las ideas es sencillamente excelente, excelente en su simplicidad, y eso es genial: saber explicar lo complejo de forma clara y sencilla. Los profesores también lo sabemos que esta suele ser una de las cualidades más importantes de un buen profesor.
Al mismo tiempo, como parte de mis estudios de maestría, tengo la oportunidad de leer bastante material sobre innovación: su definición y los factores que la generan, esta publicación es fruto de la intersección de ambos temas.
Al final del libro, Noah Harari presenta las características de la era actual que probablemente caracterizarán los próximos años, tras presentar las diversas revoluciones (lingüística, agrícola, industrial, etc.) y las diversas religiones (incluidas las ideologías modernas), aborda lo que él llama la religión de la información: la «religión de los datos».
En resumen, en esta era, la libertad de información es el valor supremo. las personas están dispuestas a renunciar a su privacidad para ser informadas: publican información sobre sí mismas, se conectan a innumerables redes sociales y están conectadas en todas direcciones.
La característica central de esta era son las redes sociales: La red social, sea cual sea su propósito, no es solo una tecnología, sino que se ve impulsada por una cierta percepción ideológica y la crea, esta percepción está muy arraigada entre los estudiantes en el aula. La red social es el centro de la vida del siglo XXI, no se trata de una postura de valores, sino de una visión objetiva.
En los últimos años, hemos hablado mucho sobre la adaptación del sistema al siglo XXI y sobre la necesidad de integrar la innovación en el sistema educativo, donde se invierten muchos recursos en infraestructura, en formación sobre el uso de las TIC en la docencia y en el desarrollo de contenidos y plataformas, una parte importante de los cuales es producida por proveedores externos. Todo es importante y todo es correcto, y se está realizando un excelente trabajo en estas áreas, sin embargo, al hablar de innovación, es importante comprender que esta no está necesariamente relacionada con la tecnología, sino que suele estar relacionada con un cambio en la cultura organizacional: un cambio cultural que requiere la integración de tecnología o un cambio que se produce tras la introducción de una tecnología específica (o ciertas percepciones e ideologías). En resumen, la innovación es un cambio de método, y en el siglo XXI este suele incorporar tecnología, la cuestión es que un cambio de método requiere pensar no solo en la innovación del siglo XXI, sino también en la gestión en este período.
En el siglo XXI, se espera que el sistema educativo alcance sus objetivos en el contexto de la libertad de información, y adaptarlo a ella requiere, sin duda, inversión en infraestructura y formación tecnopedagógica, sin embargo, sobre todo, adaptar el sistema requiere un cambio de percepción e ideología, por lo tanto, uno de los primeros aspectos que debe integrarse en la cultura organizacional de las escuelas es la idea de la red social y las prácticas para su implementación.
Pero ¿qué significa eso y cómo se logra?:
Aquí les presento algunas reflexiones e ideas, los invito a reflexionar, criticar, concordar o debatir. Si la integración de la idea de la red social en la cultura organizacional es una de las características clave para adaptar el sistema educativo al siglo XXI, surge naturalmente la pregunta de cuál es nuestra situación actual, así pues, en general, tras conversaciones en casa, conversaciones telefónicas y mensajes por Facebook, surge la siguiente imagen interesante: hay grupos activos de Facebook para profesores de historia, educación cívica, lengua, árabe, literatura, ciencias, etc., profesores de todos los países comparten conocimientos, se consultan y se ayudan mutuamente con sus necesidades profesionales. La conexión entre profesores a través de la red funciona bastante bien, y debo decir que aprendo bastante en estos grupos, sin embargo, al llegar a las escuelas, es evidente que, en la mayoría de los casos, la cultura de las redes sociales es deficiente y se centra principalmente en abrir grupos de WhatsApp de equipo (de asignaturas o de equipos educativos) para actualizaciones periódicas y felicitaciones de cumpleaños.
Podría decirse que se trata de una cultura de redes sociales, pero, en mi opinión, el uso de WhatsApp es pirata, lo cual no contribuye a la educación. No facilita la entrega de planes de clase, la apertura de temas de conversación, el almacenamiento de archivos, etc. Es ideal para conversaciones informales y pierde el valor organizativo que ofrece la red social, algunos dirían que así funcionan las redes sociales y que cada uno elige lo que le conviene, al igual que las aplicaciones. Si diferentes equipos de la escuela deciden abrir grupos internos de WhatsApp, tiene ventajas, y es mejor que la administración no se inmiscuya, pero para adaptar el sistema al siglo XXI, se necesita un cambio en la conducta organizacional en su conjunto, por lo tanto, no es correcto dejar que esta cultura se asimile a los grupos internos de WhatsApp. Es necesario impulsar un cambio conceptual y una práctica organizacional basados en los principios y características de la red social, en este cambio, la administración escolar, como en todo, debe ser pionera.
¿Cómo podría ser esto?
El centro educativo elige una red social, con ciertas funciones, que considera que se adapta a su carácter y cultura organizativa, puede usar Facebook, ya que el profesorado ya lo conoce, o elegir cualquier otra plataforma diseñada para el profesorado, sin embargo, no basta con elegir una plataforma, ya que todo profesor sabe que, si no se llena de contenido, se convierte en un simple lugar para recopilar información de contacto de otros profesores, y nada más.
Por lo tanto, el equipo directivo tendrá que determinar las tareas que se llevarán a cabo solo en la red de la escuela, como en los cursos en línea de la academia: el director de la escuela anuncia que está abriendo una discusión grupal sobre un tema pedagógico específico o una actividad escolar, y se le pide a cada maestro que responda o presente una idea para su implementación; el equipo directivo está pidiendo ideas para actividades de fin de año para docentes, y pide a cada docente que venga y responda para obtener una instantánea de las preferencias del equipo; la dirección está pidiendo a todos los educadores que compartan planes de actividades para el día en memoria del asesinato de Rabin; el cronograma de eventos solo se publica en línea, y cualquiera que quiera puede imprimirlo desde allí...etc., etc.
Alguien dirá: "Pero son muchísimas notificaciones, dolores de cabeza y siempre están ahí". Abre un correo electrónico o una cuenta de Facebook aparte y dirige la atención hacia allí. Otro dirá: "Pero es un inconveniente". Los cambios nunca son inconvenientes al principio; de lo contrario, no serían cambios. Si la elección de la plataforma se hace de forma informada y la reflexión sobre el proceso se lleva a cabo de forma participativa y respetuosa con el profesorado, la transición será más fluida.