Muchos comentaristas en las redes sociales, y después los periodistas de prensa (¿o viceversa?), afirman que es hora de llegar al 100% de Energías Renovables, y la tecnología ya está aquí.
El argumento principal es que los costes de producir electricidad a partir de energías renovables son tan baratos que es posible utilizarla, junto con el almacenamiento de energía en baterías, para suministrar toda la electricidad de la población de un país, o alcanzarla en tan solo unos años. Piden a la mayoría de los gobiernos que dejen de invertir en infraestructura de gas natural, que cierre las centrales eléctricas basadas en combustibles fósiles que emiten gases de efecto invernadero y, sobre todo, que deje de planificar nuevas centrales eléctricas de este tipo. Muchos miembros de los gobiernos como ministros y reguladores están cautivados por el encanto: más barato, más limpio y además atrae a los votantes (en el caso de las democracias), lo que podría ser mejor.
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